lunes, 27 de marzo de 2006

Ahora es el turno del CNJ

Por el Imperio del Derecho / Centro de Estudios Jurídicos


El sábado 18 de marzo se llevaron a cabo las elecciones del gremio de abogados para elegir a sus candidatos para magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Gran número de colegas acudieron a votar y lo hicieron responsablemente, por lo que no aparecen entre los electos algunas personas que fueron candidatos, pero que no tienen las cualidades académicas o morales para ocupar una magistratura en el más alto tribunal del país. Es el momento de agradecer a los votantes su actuación. En su mayoría, votaron por quienes les ofrecieron una oferta seria y honesta


Especialmente, agradecemos a quienes dieron su voto por los candidatos propuestos por el Centro de Estudios Jurídicos. Tres de ellos, Óscar Humberto Luna, Evelyn Roxana Núñez Franco y Francisco Rafael Guerrero Aguilar, forman parte de la lista de candidatos. Nos enorgullecemos de ellos y de haber propuesto al gremio una planilla que constituía una garantía de compromiso social y de respeto a la Constitución y la ley.


No debemos empañar este triunfo gremial con declaraciones impertinentes o falsas que causan confusión en la población. Como en otras elecciones hemos oído a alguien manifestar. “Exigimos a la Asamblea Legislativa que respete la voluntad del gremio.” ¿Qué significa esto? ¿Acaso alguna vez la Asamblea la ha irrespetado escogiendo a alguien que no aparecía en la lista de candidatos que le fue enviada? Ante el Órgano Legislativo todos los candidatos, más los propuestos por el Consejo Nacional de la Judicatura, están en igualdad de oportunidades. La revisión por la Asamblea Legislativa es necesaria. A veces, los mejores candidatos no triunfan porque los abogados jóvenes o de otra zona del país no los conocen o porque muchos abogados no votan con conciencia de su elevada obligación. No siempre, ni en la elección pasada, la selección del gremio es la adecuada; si como ya sucedió, un dueño de negocios ilícitos y vinculado a actividades más que sospechosas es electo con gran número de votos, ¿estarían pidiendo que se respete la voluntad del gremio?


Es por eso que la elección de quince candidatos por el CNJ, que complementan a los seleccionados por los abogados es tan importante. Un grupo reducido de personas puede examinar las cualidades de los candidatos sin los apasionamientos que se dan en la elección general y proporcionar una lista que complementaria que reúna candidatos con altas cualidades de una manera más uniforme. Los miembros del consejo tienen sobre sus hombros una responsabilidad directa grave e importante.


Sin embargo, nunca ha sido mayor el temor que el CNJ seleccione una lista inadecuada. La interferencia de los políticos en la elección de candidatos a magistrados ha sido mayor y más evidente que nunca y el deseo de muchos no es que el consejo escoja a los mejores candidatos, sino a quienes a ellos les complazca, aun cuando no tengan las cualidades necesarias. Cuando vemos los nombres de los pocos interesados en ser nominados por el CNJ que se han dado a conocer, tenemos razón de preocuparnos.


Vemos que aspiran ir a la Corte personas que, aunque tienen título académico en Ciencias Jurídicas (aunque se dude de su legitimidad) y están autorizados para el ejercicio de la abogacía, jamás la han ejercido, ni el notariado o la judicatura ni ninguna otra profesión jurídica, sino que han estado dedicados a la política y ocupando cargos públicos y partidarios de carácter no jurídico; están tan capacitados para ir a la Corte como para desempeñar el puesto de neurocirujano en un hospital público. Sin embargo, muchos políticos están muy dispuestos a promocionarlos, como si las magistraturas fueran cargos a repartir entre sus militantes.


Es el turno del CNJ. Es hora de que sus miembros demuestren su patriotismo, su sabiduría, su compromiso con la justicia y la profesión que escogieron. Esperamos que no decepcionen a todo el país, sino que escojan a los candidatos más idóneos basándose en la experiencia y buena reputación de los mismos.

lunes, 20 de marzo de 2006

Reflexiones al proceso eleccionario de los magistrados

Por el Imperio del Derecho / Centro de Estudios Jurídicos


Estas líneas se escriben antes del 19 de marzo, fecha en que el gremio de abogados elige, dentro de los 57 aspirantes a ser candidatos a magistrados de la Corte Suprema de Justicia, a aquellos que formarán parte de la lista de la que elegirán los diputados. Nuestra esperanza, en estos momentos anteriores a tan importante fecha, es que, al haber emitido el voto, haya prevalecido en nuestros colegas la cordura, la madurez y la conciencia de la gran responsabilidad de votar y lo hayan hecho por los que realmente merecerían poseer la más alta investidura de un profesional del derecho: juez del más alto tribunal de justicia.


Independientemente de los resultados, es importante insistir en la crisis ética e institucional del país, a la que no escapa el gremio de abogados, y que se ha visto muy claramente reflejada en el proceso electoral.


Resulta reprochable que, en aras de congraciarse con sectores particulares del electorado, algunas asociaciones o candidatos hayan abanderado promesas deshonestas e ilegítimas, como la legalización de los títulos falsos, la admisión de la influencia de otros órganos en los fallos judiciales, la eliminación de controles para el ejercicio de la función notarial y hasta favores personales. Es censurable que dentro de ciertas oficinas administrativas se hayan celebrado reuniones de una asociación de abogados, en las que se hicieron “exhortaciones”, a los colaboradores jurídicos a votar por la nómina de tal entidad.


En esta senda sombría, el Centro de Estudios Jurídicos ha procurado seguir a ultranza y con valentía su lema “Por el Imperio del Derecho”, proponiendo candidatos de honestidad reconocida, de capacidad jurídica notable y de absoluta independencia, ofreciendo medidas concretas para el fortalecimiento del Órgano Judicial en nuestra plataforma.


Lamentablemente, durante los últimos meses hemos sido una “voz que clama en el desierto”, denunciando con rigor estas y otras anomalías en el sistema de administración de justicia de nuestro país. ¡Claro! Nuestros planteamientos han sido bien recibidos por las personas honestas y maduras, pero objetadas por quienes ven el Órgano Judicial tan solo una oportunidad de aumentar su patrimonio y poder de influencia. Nuestra postura de cumplir la función de ejercer control social nos ha valido ser atacados infundadamente acusándonos de abrazar tendencias ideológicas determinadas o de considerarnos “iluminados”. ¿Por qué señalar las violaciones al estado de derecho, la corrupción, la indecencia profesional, los abusos, nos merece esos ataques? Desconocemos los parámetros de valoración de nuestros atacantes. El CEJ solo está comprometido con el respeto a la Constitución, siguiendo los patrones de moralidad tradicionales en nuestra sociedad, y no nos apartaremos de esa tradición que nos ha distinguido.

Es oportuno invitar a la sociedad civil, profesionales honestos y medios de comunicación independientes a que vigilen el proceso de elección de los magistrados de la Corte, convirtiéndose en un mecanismo de presión para que la Asamblea Legislativa elija juristas idóneos y sin compromisos espurios. De otro modo el sistema judicial colapsará irremediablemente.


Recordamos a los diputados que quienes ellos elijan, como hemos dicho hasta la saciedad, pero debemos repetir, tendrán en sus manos nuestros destinos, los de nuestros seres queridos y en general los de la ciudadanía. Quienes tendrán la enorme responsabilidad de luchar porque el Órgano Judicial sea uno de los pilares en que descanse el estado de derecho, eficaz para la seguridad ciudadana, la seguridad jurídica, el combate a la impunidad y a la corrupción, mediante la consecución de la justicia constitucional. Los diputados no se pueden dar el lujo de equivocarse. Está en juego nuestra supervivencia institucional.

lunes, 13 de marzo de 2006

Las próximas elecciones

Por el Imperio del Derecho / Centro de Estudios Jurídicos


El día de ayer se celebraron las elecciones para concejos municipales y diputados a la Asamblea Legislativa. El pueblo ha manifestado su voluntad, se ha pronunciado y ha enviado a los políticos los mensajes que quería enviar. En virtud de ello, un grupo de ciudadanos tiene en sus manos la misión de dirigir los destinos del país y de las comunidades que lo integran durante los próximos tres años. Tienen en sus manos una labor privilegiada, pero con las más graves responsabilidades. Dentro de tres años el pueblo podrá verlos como héroes o habrá un estigma sobre ellos. Como siempre que tenemos nuevos funcionarios estamos esperanzados; les pedimos patriotismo, que no nos decepcionen, que trabajen por los intereses de todos y no solo por los de un pequeño grupo o personales.


Uno de los primeros actos de los nuevos diputados nos demostrará sus intenciones verdaderas y si han llegado al puesto para hacer una diferencia, para trabajar por nuestro país o si han ocupado el cargo por razones nada loables. Se trata de la elección de los magistrados de la Corte Suprema de Justicia que sustituirán a los cinco miembros del tribunal cuyo período ha concluido y quienes tendrán, durante los próximos nueve años, la facultad de decidir sobre la vida y sobre los demás derechos de los salvadoreños. Por sexta vez, el Departamento de Estado norteamericano ha emitido su informe sobre la situación de los derechos humanos en el país y por sexta vez se repite que el sistema judicial es corrupto e ineficiente y esta es una opinión que coincide con la de todos los observadores serios; el hecho de que el diagnóstico se repita uno y otro año, sin variación, es indicativo de que no se hace lo necesario para resolver el problema. Es el momento de cambiar las cosas y esto está en manos de los diputados.


Los candidatos a magistrados de la Corte, sin embargo, salen de una lista que elabora el Consejo Nacional de la Judicatura, la mitad de los cuales provienen de los aportes que hace el gremio de abogados en una elección que se celebrará el próximo sábado. Esta también es una prueba de fuego, aunque para los profesionales del Derecho en el país.

Los diputados solo pueden elegir de entre los candidatos que les propongan los abogados del país. Cae sobre estos, entonces, la responsabilidad de elegir a los más capaces, a los más honestos, a los mejor preparados. El gremio no siempre ha estado a la altura de esta responsabilidad y a veces ha electo a personas que no tienen los conocimientos ni reúnen los requisitos de moralidad indispensables para ocupar el cargo.


Nuevamente esto puede pasar. Sabemos de quienes han hecho campaña prometiendo toda clase de prebendas personales; nada más degradante para el gremio de abogados. Como en años anteriores se han presentado como candidatos personas que pueden ser tachadas y son notorias por su falta de moralidad, por su ignorancia o incapacidad, por su evidente intención de politizar un tribunal que debe ser un ejemplo de imparcialidad e independencia. El gremio lo sabe y debe cumplir con su obligación, e inmenso privilegio a la vez, con conciencia de su altísima responsabilidad; está en manos de los abogados el destino del país.


El Centro de Estudios Jurídicos hace a todos nuestros colegas un llamado a acudir a las urnas el próximo sábado y a hacerlo teniendo en cuenta los principios de decencia y moralidad que deben guiarnos. Les presentamos también una planilla de candidatos que reúnen las cualidades intelectuales y morales que son necesarias para ocupar la más alta magistratura del país. Cumplamos con nuestro deber y no decepcionemos al pueblo salvadoreño. No solo algún día nos lo reclamará; por nuestro propio interés no podemos cometer el error gravísimo de elegir a los candidatos inadecuados.

lunes, 6 de marzo de 2006

¿Por quiénes queremos ser juzgados?

Por el Imperio del Derecho / Centro de Estudios Jurídicos


“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos”, dijo hace casi dos mil años alguien cuyos dichos merecen ser tenidos en cuenta.


Esta es para muchos la frase más consoladora de toda la Biblia y produce un enorme alivio tener fe que los crímenes que vemos quedar impunes, las injusticias sociales, el irrespeto a las leyes humanas hechas para garantizar la paz social, los actos de corrupción, el aprovechamiento de cargos públicos en beneficio personal y no del pueblo, serán retribuidos por alguien a quien no se puede engañar. También es una convicción que moldea la actuación de muchos y establece las reglas de conducta que los guían. Sin embargo, no se puede pretender dejar la reparación de las injusticias de este mundo en manos de Dios, sino que la corrección de todas ellas es la realización del mensaje del Sermón de Montaña.


Nadie está en mejor posición para realizar esa labor que los jueces. No es por nada por lo que su función ha sido comparada con la de dioses. Con las decisiones que toman todos los días transforman vidas, las rescatan o destruyen, reparan injusticias o crean nuevas. Pocas labores influyen y afectan la vida de tantas personas en momentos clave de su existencia. Es por esto que el juez necesita una dosis de sabiduría, de conocimiento de la realidad social en que juzga y un sentido de su obligación moral más altos que la del común de los mortales.


Esta es una convicción que vemos perderse en nuestra sociedad. Las injusticias y la corrupción se toleran, se promueven a veces, se ven a diario y nadie hace nada al respecto. El gremio de abogados tiene la posibilidad de revertir esta situación, pues tiene el privilegio de elegir a las personas que serán candidatos a ocupar los cargos de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y lo hará nuevamente el próximo 18 de marzo. Al momento de ejercer ese derecho extraordinario es que los abogados debemos recordar como nunca antes los principios morales que nuestros padres quisieron inculcarnos y según los que quisiéramos que nuestros hijos se guíen. Al fin y al cabo, es una facultad que pone en nuestras manos el destino del país.


Lamentablemente, el gremio de abogados no ha estado a la altura de la misión que se le ha encomendado. A la próxima elección, como a todas las anteriores, vemos competir por las candidaturas a algunas personas que es del dominio público que no reúnen las cualidades intelectuales y sobre todo éticas que debe tener un juzgador y que sabemos que acuden a la contienda motivados por las más reprobables ambiciones. Lo peor de todo es que en cada elección resultan electos muchos de ellos.


¿Qué debemos pensar de los que hacen campaña personal prometiendo toda clase de prebendas y gangas? ¿Les gustaría ser juzgados algún día por ellos?


El CEJ les propone para que voten por los abogados Ernesto Arrieta Peralta, Rodolfo Borjas Munguía, José Ernesto Criollo, Francisco Rafael Guerrero, José Belarmino Jaime, Óscar Humberto Luna y Evelyn Roxana Núñez Franco, quienes llenan los requisitos constitucionales, en especial el de moralidad y competencia notoria, tienen la ventaja de ser especialistas en diferentes ramas jurídicas y de tener experiencia en los distintos aspectos que involucra la administración jurídica: han sido litigantes, jueces, funcionarios públicos del más alto nivel, catedráticos y capacitadores de la Escuela de Capacitación Judicial y han pasado las pruebas de estos ejercicios como personas probas.


El próximo 18 de marzo será una ocasión importante para que el gremio de abogados demuestre su compromiso con la decencia y la ética o la falta del mismo. Es una ocasión que tendrá trascendencia inmensa por su significado para la vida del país, para la de los votantes y porque, tenemos la convicción, que los que tienen hambre y sed de justicia algún día serán hartos.