lunes, 27 de febrero de 2006

Recuperemos la moralidad judicial

Por el Imperio del Derecho / Centro de Estudios Jurídicos


Muy oportuna fue la realización del foro celebrado por FUSADES sobre la valoración del Poder Judicial y propuestas para su fortalecimiento, en el cual participaron abogados, que han desempeñado importantes cargos relacionados con la administración de justicia.


El consenso general es que, pese a ciertos avances en la administración de justicia, existen grandes deficiencias.

Se cuestionó por varios de los ponentes el efecto negativo que está produciendo el actual proceso de elección de consejales para el CNJ y de magistrados para la Corte Suprema de Justicia, cuya concepción puede ser buena, pero que está siendo mal utilizado por sus protagonistas.


El CEJ considera que el éxito de este sistema de elección radica en la calidad de los candidatos que las asociaciones de abogados proponen y que la FEDAES inscribe, para que luego el gremio elija los que integrarán la lista, de la que en última instancia elegirá la Asamblea Legislativa.


El candidato idóneo debe de reunir los requisitos constitucionales de edad, nacionalidad, relación eclesial, profesión y en cuanto a atributos personales, se le exige moralidad y competencia notoria.


Estos dos últimos, tan importantes para realmente marcar una diferenciación de los candidatos, no están definidos en la Constitución; sin embargo, líderes del pensamiento jurídico en nuestro país las han definido, consideraciones que les compartimos, con el fin de crear conciencia, especialmente entre los colegas que asistirán a votar el 18 de marzo próximo, y que no desperdicien el privilegio de su voto.


Para llegar a atribuir moralidad a una persona que pretende tal candidatura se requieren: La honestidad: tener una conducta pública y privada irreprochable.

Sin antecedentes que puedan prestarse a que la persona pueda ser extorsionada, chantajeada o sometida a otro tipo de presiones. La probidad: la persona debe de ser incorruptible. No haberse prestado nunca a conductas ilegales o ilegítimas para beneficio propio o de terceros.


La sobriedad: se manifiesta por mantener un estilo de vida modesto, que guarde correspondencia entre el nivel de ingresos propio del ejercicio de su cargo o profesión o con fortunas obtenidas honradamente.


Fidelidad Jurídica: exige una lealtad a los principios fundamentales del derecho y un rechazo a interpretaciones legales o actuaciones que retuerzan el derecho.


En cuanto a la competencia notoria, también se pueden establecer las cualidades que la constituyen, entre ellas: ser considerado experto: acreditar abundantes conocimientos especializados que le otorguen calidad de experto por lo menos en una rama del Derecho.

Idoneidad constitucional: reunir experiencia y conocimientos comprobables en materia de derecho constitucional.


Suficiencia en Derechos Humanos: demostrar experiencia comprobable en esta materia. Compromiso con el Estado Constitucional de Derecho, que demuestre el respeto con los principios republicanos de división de poderes e independencia judicial.


Además el perfil del candidato idóneo requiere que la persona sea conocida por su firmeza, liderazgo profesional, sensibilidad social, ecuanimidad y equilibrio emocional.


Por el contrario, no debería de ser inscrito como candidato el abogado o la abogada reconocido (a) por cualquiera de los antónimos de esas cualidades.


Los candidatos por el Centro de Estudios Jurídicos reúnen las condiciones de moralidad y competencia notoria, por lo que al votar por ellos tendremos la oportunidad de enviar a la Asamblea Legislativa posibles futuros magistrados, que se caractericen por ser JUECES DE, PARA Y POR LA CONSTITUCIÓN, incorruptibles, imparciales y despolitizados.


Votemos por quienes tienen la capacidad de llegar a hacer realmente algo, que permita el cambio a favor de lograr la justicia constitucional, que son conscientes de la necesidad de dignificar la judicatura, de fortalecer la carrera judicial, y de dar continuidad a la reforma judicial por ser también conocedores de las deficiencias de que adolece el sistema de administración de justicia. ¡Den su voto por la recuperación de la moralidad judicial!

lunes, 13 de febrero de 2006

Elecciones en el gremio de abogados

Por el Imperio del Derecho / Centro de Estudios Jurídicos


El tema de la administración de justicia ocupa permanentemente la atención de la ciudadanía, pues de alguna u otra manera se pone en evidencia a cada instante que algo (o mucho) está fallando y que lo que debería ser un sistema debidamente integrado y coordinado, entre policías, fiscales, defensores y jueces, no lo es. Todas las deficiencias de que adolece la administración de justicia favorecen la impunidad y la corrupción y estimulan la delincuencia. En la medida en que no se superen, no lograremos vivir un estado de derecho.


Cuestiones esenciales vinculadas a la administración de justicia, como el imperfecto acceso material y formal a la misma, el incumplimiento de la norma constitucional que establece que la justicia debe ser gratuita, pronta y cumplida, la falta de independencia judicial y de profesionalismo, mística e idoneidad de algunos operadores del sistema, son parte de los indiscutibles indicadores del estado crítico de las cosas.


También se ha puesto de manifiesto la falta del debido control del ejercicio de la profesión de abogado, de la función notarial y de la judicial, atribución que corresponde al máximo tribunal de nuestro país. En gran medida, esta falta de eficacia en el cumplimiento de esa atribución constitucional por parte de la Corte Suprema de Justicia es lo que ha ocasionado la decadencia en que ha caído casi irremediablemente el gremio de abogados, con el agravante que, como consecuencia de los Acuerdos de Paz, es quien elige a los abogados que pueden llegar a ocupar un sitial tan privilegiado.


Hay otra cantidad de aspectos de naturaleza administrativa que también deben ser debidamente atendidos, tales como la adecuada racionalización de los recursos con que cuenta el Órgano Judicial. El apoyo a los jueces con recursos materiales y humanos que les permitan realizar bien su trabajo es indispensable, pero es otra de las muchas fallas de que adolece el sistema judicial.


El próximo 18 de marzo se llevará a cabo en nuestro país un evento electoral tan importante para la vida institucional del país y para la determinación del destino de los salvadoreños en los próximos años como las elecciones para diputados que lo precederán la semana anterior: la elección del gremio de abogados de candidatos a ocupar los cargos de cinco magistrados de la Corte Suprema de Justicia que concluyen su período. De dichas elecciones resultarán electos quince candidatos a los que se sumará un número igual seleccionados por el Consejo Nacional de la Judicatura. La Asamblea Legislativa deberá escoger de entre ellos a quienes, durante los próximos nueve años, tendrán la facultad de juzgar en última instancia y de decidir sobre nuestra vida, libertad, propiedad y demás derechos. A quienes serán los máximos intérpretes de la Constitución y la ley salvadoreña y harán historia con decisiones que nos indicarán si la democracia, el estado de derecho, la voluntad del pueblo reflejada en la ley primaria y los actos de la Asamblea Legislativa son efectivos o no lo son.


No siempre el gremio de abogados salvadoreño ha estado a la altura del inmenso privilegio que se le ha otorgado y no siempre ha elegido guiándose por los principios de ética y probidad que deben regir la selección. Hacemos un llamado a nuestros colegas a votar por los candidatos que reúnan las características de moralidad, capacidad, conocimiento y patriotismo que son necesarias para el desempeño del máximo cargo judicial.


El Centro de Estudios Jurídicos se precia, como lo ha hecho en todas las elecciones anteriores, de promover la candidatura de siete juristas que son una garantía de las cualidades que indicamos. Exhortamos al gremio de abogados a votar por los doctores Ernesto Arrieta Peralta, Rodolfo Borjas Munguía, José Ernesto Criollo, Francisco Rafael Guerrero Aguilar, José Belarmino Jaime, Óscar Humberto Luna y Evelyn Roxana Núñez Franco. Son personas a quienes podemos confiar nuestro destino y el de nuestros allegados. Piensa en ello.